Cada lente de contacto tiene determinado un máximo de vida útil. Puede ser de 1 año para las lentillas más duraderas (consideradas permantes) o de 1 mes para los descartables.
De todos modos, esa vida útil no es exacta y a veces puede durar más o menos tiempo, dependiendo de los cuidados que hayan tenido, si siempre estuvieron humectados o si no sufrieron accidentes. Pero también el tiempo de duración es menor en algunas personas que en otras, por tener menos lubricación natural en el ojo o por el exceso de proteínas que genera el mismo ojo, llamado "humor vitreo", que es una dolencia menor y no tiene tratamiento.
De cualquier modo, estas son las señales que indican que es hora de cambiar tus lentillas:
Visión borrosa - Sensación de suciedad en los ojos - Dolor constante - Ojos rojos.
Si el tiempo de vida útil aún no se cumplió, las molestias en los ojos pueden ser porque realmente quedó suciedad en los lentes. Si no se quita con una limpieza en la palma de la mano usando solución multipropósito, se puede recurrir a las pastillas enzimáticas, que se encargan de dar una limpieza profunda.